POR JOSÉ
RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
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Torre de Tineo |
Después
de varios días lloviendo parece que viene una tregua y he decidido lanzarme de
nuevo al camino. Imagino todos los senderos embarrados pero eso no debe asustar
a un peregrino. Salgo rápido de Tineo pues he tenido la precaución de
inspeccionar previamente el itinerario. En esas primeras horas del día nadie
me acompaña y hago solo los primeros tramos. Luego será un enjambre de Romeros. El caminar sin compañía no me
asusta, estoy acostumbrado, aún sabiendo que buena parte del recorrido la haré
alejado de núcleos habitados. Asciendo con tranquilidad la cuesta que me lleva
hasta la fuente de San Juan en donde lleno la cantimplora. Me detengo un rato para
contemplar Tineo y la Fayona de Josefa en el mirador de Pana.
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Fuente de San Juan |
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Fayona de Josefa |
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Mirador de Pana |
Por
debajo la carretera AS-350 se ajusta al terreno y va formando un recorrido
sinuoso. En la actualidad el asfalto también te lleva hasta Obona. Recuerdo lo
rápido y cómodo que se transita ese corto trayecto en automóvil. Me complace pensar
que de hacerlo ahora de ese modo me privaría de muchas de las sensaciones que experimento caminando, en especial la fresca brisa de la mañana que tanto me agrada.
La
ruta continúa subiendo después de dejar atrás el lugar donde en la antigüedad
se situaba la ermita dedicada a San Juan y el citado mirador hoy rebautizado. Tengo que alcanzar el Alto de
Navariego, bajo el pico Brañugas, cumbre más elevada de la sierra
tinetense. Después, por La Freita y El Rebuchar al Alto de Guardia, a 876 m de altitud, punto más elevado de la jornada. Me han comentado que
desde esas alturas es posible ver el mar pero los restos de inestabilidad que
aún persisten a mí sólo me permitirán disfrutar panorámicas más reducidas.
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Llegando al Alto de Guardia entre la niebla |
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Cruce de Piedratecha |
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Vista hacia Tineo desde Piedratecha |
La Sierra de Guardia se
orienta en dirección sur-norte y es paso de los caminos que comunican las
poblaciones de Cerezal, Tablado y Obona. Durante un buen rato caminaré por
esas desoladas alturas en las que el bosque ha desaparecido dando paso a un sobrio
paisaje de matorral y prados. Por ambos lados me flanquean las sierras de Tineo y Obona.
La silueta de los molinos de un cercano parque eólico, habituales ya en el horizonte
del occidente asturiano, me debería acompañar en esta zona pero la niebla lo invade todo y apenas se distingue un centenar de metros. Entablo conversación, durante un rato, con un peregrino de Huelva que camina sin prisa, con más ganas de hablar que el resto de caminantes que parecen ensimismados. Nada más pisar el asfalto de la carretera que va hacia Cerezal, al iniciar el descenso hacia Piedratecha, el camino se desvía de nuevo por la derecha. Bajo de las Canteironas, un paraje de la Sierra de Tineo en donde se extrajo la piedra que sirvió para levantar el monasterio de Obona. El material lo forman las areniscas del Precámbrico.
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Tineo y Alto de Guardia desde Piedratecha en un día de sol |
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Monte El Cierru en la bajada a Obona |
Entre Piedratecha y Cerezal hay una zona tumular.
Lo ajustado del tiempo me impide visitarla. Para quien así lo tenga decidido
sepa que puede hacerlo fácilmente siguiendo la ruta que se
dirige hacia el pueblo. Desciendo por la pista hormigonada que va de Riviella al Alto de Piedratecha. Por este lugar el sol sigue ausente y lo imagino así el resto de la jornada. En el paisaje predominan, ahora, los prados y
pastizales de altura mezclados con los robledales. Desde aquí debería poder contemplarse Tineo, lo se por otras ocasiones en que he pasado por este bonito lugar. Piedratecha tuvo desde antiguo venta. Hoy sólo es un lugar de paso, retirado tanto para caminantes como para vehículos motorizados. El topónimo procedería de las losas
que cubrían los dólmenes. En la actualidad lo que se puede visitar son los túmulos, no las cámaras dolménicas, ya que aún permanecen sin excavar.
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Cruce de Obona |
Dejo
atrás el alto con la satisfacción de saber que el trayecto que resta en la
jornada será de menores desniveles que los superados hasta ese punto. El balcón
natural que constituye este amplio collado me ha entretenido un rato prolongado. Tengo que apretar el paso para cuadrar el tiempo que me impuse previamente. El monasterio de Santa María me aguarda y a él quiero
dedicar algo más de mi curiosidad y tiempo.
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Santa María de Obona |
La
distancia hasta Obona es escasa, apenas tres kilómetros. Para llegar hasta el monasterio me veo obligado a hacer un corto desvío al atravesar el Monte el Cierru. Santa
María la Real de Obona, como otros muchos monasterios, mezcla diversos estilos
arquitectónicos. Esto es fruto del tiempo prolongado que necesitó para su finalización.
Se inició en el siglo XIII y el claustro se acabó en época barroca, siglo
XVIII. Según diversos documentos su esplendor lo consiguió merced a los favores
otorgados por el rey Alfonso IX. Durante su reinado, siglo XIII, impuso el paso
obligado de los peregrinos por el que es hoy, hito en el Camino Primitivo.
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Antigua ermita del Cristo de Villaluz |
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Lavadero y nueva ermita del Cristo en Villaluz, tras los árboles |
De
su antiguo esplendor quedan en la actualidad pocas presencias. Tan sólo la
visita esporádica de algún peregrino, sobrado de tiempo y fuerzas, camino de Compostela. El topónimo parece
proceder del término Aqua-bona debido al manantial que brota en su proximidad.
Gozaba éste de gran predicamento entre los romeros. Pero la fuente del Matoxo adquirió
su mayor fama debido a las prolongadas estancias del notorio benedictino fray
Benito Feijoo. Los monjes también veraneaban por aquellos tiempos.
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Ermita de la Magdalena del Fresno |
Por
Obona discurre el río del mismo nombre que también recibe el de río Deyna. El
pequeño afluente del Bárcena me acompaña desde su nacimiento en la zona de las Canteironas. De Obona a Villaluz hay que salvar un talud que se
ha formado por el flanco oriental del amplio llano sobre el que se asienta esta
población. El río Obona ha excavado aquí un marcado barranco que es preciso
superar. Villaluz se encuentra a 630 m de altitud, rodeada de un amplio espacio
dedicado desde antiguo a la agricultura y la ganadería. En su ermita se venera la imagen de Cristo. La vieja ermita ha sido sustituida por otra más moderna que se encuentra frente a un lavadero muy cerca de la carretera que lleva a Borres. La antigua aún permanece en pie pero la mayoría de los caminantes ignoran su presencia. Antes de El Espín paso junto a otra pequeña capilla, la de la Magdalena del Fresno. El bosque que lo rodea y las mesas allí instaladas invitan al descanso, pero con otras condiciones climatológicas.
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Borres desde el Albergue |
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Albergue de Borres y peregrinos en el camino |
Desde Villaluz a Borres no queda más remedio que aceptar lo que hay: asfalto. Son algo más de cinco kilómetros que el paisaje y el poco tráfico evitan se me hagan pesados en exceso. Aunque el desvío hacia Hospitales está un kilómetro más adelante, Borres es la última opción de albergarse en condiciones. A partir de ese lugar me
espera un duro y largo camino y la difícil decisión de lanzarme
por la sierra de Fonfaraón y Los Hospitales o asegurar el recorrido por la Pola
de Allande. El tiempo tendrá que decidirlo por mí. Si la niebla lo permite haré el
largo y desolado trecho de la sierra de Fonfaraón que tanto deseo. En caso
contrario me espera el tantas veces repetido trayecto del Palo. El apóstol Santiago, San
Roque y la AEMET decidirán esta noche.
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Santa María de Borres |
Altitud punto de salida: 660 m
Altitud más elevada: 876 m
Altitud de llegada: 630 m
Distancia a recorrer: 15,54 km
Tiempo estimado: 4:30 horas
AUTOR
DE TEXTO Y FOTOS JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
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