Aramo Excursiones: Picos Albos

POR JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES

Los Picos Albos, no confundir con los situados en el macizo central de los Picos de Europa ni con los del Montihuero de León, son dos cumbres gemelas que se levantan en las inmediaciones de los lagos somedanos. Nominados como Albo occidental y oriental en relación a la posición geográfica que ocupan, superan ambos los 2.000 m de altitud. El occidental, el más bajo de los dos pero de ascensión más difícil, alcanza los 2.066 m. El oriental, el más alto, llega a los 2.103 m. Fueron elegidos por votación popular entre las 100 cumbres más bonitas de Asturias y a mi entender hay motivos más que sobrados para ello.

La ruta que aquí propongo parte del Alto de La Farrapona para aprovechar la facilidad de aproximación que nos da contar con carretera asfaltada y con un amplio aparcamiento donde estacionar nuestro vehículo. La altitud del puerto, 1.707 m, agiliza sobre manera la excursión. Desde este elevado paso, que pone en comunicación el valle somedano de Saliencia con el leonés de Torrestío, se disminuye el desnivel a salvar. Mayor sería también la distancia a cubrir de iniciarla en otro de los muchos lugares desde donde es factible la excursión.

Al remontar los últimos kilómetros del valle de Saliencia nos siguen impresionando sus formas suaves y alargadas. Estas son fruto de la acción modeladora de los hielos cuaternarios que tuvieron a bien dejarnos, tras su desaparición, el regalo de los originales lagos de Saliencia. De su formación y singularidad existen multitud de trabajos a los que puedo referirme. Prefiero dejar aquí constancia de uno de ellos que sirva como lectura complementaria a todos los que se decidan a emprender la ruta. Incluso para aquellos que sin intención de hacerla tengan ganas de documentarse mejor, encontrarán en él datos más fiables de los que yo pueda aportar. El trabajo de referencia pertenece al profesor Julio Muñoz y lleva por título: Morfología estructural y glaciarismo en la Cordillera Cantábrica. El relieve del sinclinal de Saliencia.

Desde el aparcamiento del Alto de La Farrapona, en lugar de seguir la pista que nos lleva hasta el Lago de la Mina o de La Cueva, deberemos elevarnos inmediatamente en dirección sur. Por un camino poco marcado, por entre el monte bajo, iremos a ganar el Alto del Colladín. Alcanzaremos a continuación la collada de la Forcada y descenderemos posteriormente a la majada de Calabazosa. De la majada hay que ir ascendiendo, por terreno bastante caótico, hasta elevarnos sobre la loma que separa el Valle de Calabazosa de Las Morteras.

En el recorrido que vamos haciendo, en la aproximación al asenso final de los Albos, disfrutaremos de la lejana visión de la Peña Orniz. De esta cumbre, la más significativa de este tramo de la cordillera, existe referencia en este mismo blog. Fugazmente habremos visto también los lagos de los que posteriormente podremos gozar con profusión. Desde el mismo aparcamiento nos regocijamos también con el relativamente cercano macizo de Ubiña que nos regala esporádicamente con su presencia.

Por una amplia loma accedemos con facilidad al collado que separa los dos Albos y la cumbre del Rubio. La subida final es fácil y evidente para cualquiera de los dos Albos. En el caso del occidental hay que tener en cuenta que la parte final exige un poco más de atención lo que no ocurre en el caso del oriental, carente de dificultad. Este último, el más alto, con sus grandes losas de caliza en la cima, nos permiten disfrutar con comodidad de nuestra victoria. La amplia vista del entorno excepcional y la holgura y agrado del lugar provoca una cierta molicie que nos hace difícil la partida. Nos espera un descenso incierto y debemos tomar la decisión de abandonar el lugar. Pero antes estudiamos con detenimiento el relieve circundante.

Albo Occidental

Geomorfológicamente los Picos Albos constituyen para Julio Muñoz un Domo anticlinal de forma elíptica. En roman paladino vendría a ser la parte elevada de un pliegue (anticlinal) en donde la relación entre anchura y longitud es de 1/1,5. Con posterioridad sobre esta estructura previa actuaron los hielos pleistocenos modelando el relieve apreciable en la actualidad. El glaciar de los Picos Albos quedaba colgado por encima de los 1.500 m constituyendo un auténtico casquete que cubría las plataformas centrales. Su corta lengua discurría en paralelo con el glaciar de Camayor del que se separaba por una morrena central que aún se conserva como una loma pedregosa (detrítica). Esta loma es el relieve de acumulación glaciar más importante de la zona. Una vez separadas ambas lenguas el de Camayor seguía en dirección norte mientras que el de los Albos lo hacía en dirección sur. En la cartografía se distinguen perfectamente.

Albo Oriental

Cumbre del Albo oriental

El descenso lo hacemos desde el collado abierto entre los Albos en dirección norte, hasta el lago Cerveiriz. Se trata de un descenso acusado en el que conviene prestar atención para buscar los rastros del camino que se pierden con cierta facilidad. Continuamos posteriormente por la pista al lago de La Cueva y a La Farrapona completando así un recorrido circular. Evitamos tener que retornar por el mismo camino y de este modo nos solazamos con la proximidad de los lagos. Estos siempre nos pueden deparar sorpresas con la fauna y flora que se desarrolla en sus proximidades.

Los Picos Albos no suelen ser un destino frecuentado en proporción al número de visitantes del entorno. No sé si esto se debe a la presencia cercana de la Peña Orniz, que fija la atracción de la mayor parte de los aficionados a la montaña, o la de los lagos que atrae la de los simpatizantes del senderismo o del BTT. La verdad es que disfrutar de sus inigualables vistas y de la placidez y soledad de su cumbre no exige un esfuerzo desmedido. Recomendable en cualquier época del año aunque la nieve puede añadir bastante dificultad al reto. Deberemos en ese caso valorar previamente nuestra condición física y experiencia.