POR
JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
En
la montaña hay cumbres que van en pareja como La Siella y La Sobia o El Huevo y
El Faro. Son como los agapornis, inseparables. Cuando se sube una se suele
hacer, casi siempre, la otra. Además El Huevo y El Faro son complementarios en
cuanto a su composición, silíceo uno y calcáreo el otro, lo que les proporciona
fisonomías muy diferentes a ambos. Situados en las inmediaciones del puerto de
Vegarada suele utilizarse éste como base de partida. Podemos acceder por la
carretera leonesa de Valdelugueros o por la pista asturiana que parte de la
localidad allerana de Rioaller. Hace años, cuando aún andábamos sobrados de fuerza,
también accedíamos al puerto de Vegarada desde El Pino, a través de las Foces y
el Alto de Caniella.
Desde
Vegarada lo más llamativo del sector que ocupan ambas cimas es el Portillo de
Faro. Este tajo abierto en el crestón calcáreo nos recuerda a la Brecha de
Rolando, en el pirineo aragonés. Por esta ventana natural, según nuestra
posición, podemos contemplar el pico Huevo que recibe su nombre de la forma
redondeada de su parte cimera. En la actualidad, Vegarada intenta promocionar
las actividades turísticas relacionadas con la montaña y la nieve. Se pretende
recuperar el viejo mesón como alojamiento y se han mejorado las instalaciones
de esquí de Riopinos, complementarias a las de San Isidro.
En
este maravilloso entorno de la geografía leonesa nace el río Curueño, famoso
por sus truchas y por la vieja calzada de origen romano que acompaña al río en
su recorrido. La calzada, que ya aparece mencionada en el “Vetera romanorum
itinera” de Antonino, tenía una longitud de unos 60 km y discurría entre el Puente
Villarente y Vegarada. Os incluyo un artículo recogido en Dialnet de Manuel
Abilio Rabanal Alonso titulado Vías de época romana entre Asturias y León.
Al
Huevo he subido en algunas ocasiones desde el pueblo leonés de Redipuertas,
cuando la nieve nos impedía llegar hasta Vegarada. En este caso se alcanzaba su
cumbre remontando el valle abierto por el arroyo Faro. En esta ocasión me
referiré a su ascensión desde el reseñado puerto que nos sitúa algunos metros
más altos, lo que reduce el desnivel de manera notable.
Lo
mejor es partir desde la misma raya del puerto, en la divisoria entre las dos
comunidades autónomas y seguir en dirección suroeste enfilando hacia la
Portilla y las Peñas de Faro. Seguiremos la alambrada de espino que impide el
paso del ganado de un municipio a otro. Iremos remontando sucesivos resaltes
por la Vega de Faro que nos llevarán hasta la misma Portilla. La brecha se abre
entre el Pico Faro y las peñas del mismo nombre. Pegados al espolón calcáreo
ascendemos la empinada ladera que finaliza en la cresta que nos conduce hasta
El Huevo.
Dejamos
la ascensión al Faro para el regreso. Ambas cumbres tienen un acceso final
sencillo. A pesar de la espectacular cara norte del Faro, la que vierte sobre
Vegarada, la parte posterior por la que alcanzaremos su cumbre resulta más
fácil. El Huevo presenta vertientes acusadas sobre un terreno muy suelto, que
la vegetación herbácea se encarga de sujetar. Si no fuera por esta escasa y
rala vegetación la erosión sería aún más evidente.
La
cumbre del Huevo, a 2.156 m, nos regala con una magnífica vista de todo el
entorno. Por ser montaña enteramente leonesa y compartir asturianos y leoneses la del Faro figuran ambas, en este blog, en el
apartado dedicado a las cumbres de aquella comunidad. Espero que sepan disculpar la licencia
aquellos que tienen un sentido patrimonial de la montaña. Considero que las
montañas deberían ser patrimonio de la humanidad sin adscripción geográfica
alguna.
La
ladera oeste del Huevo cae vertiginosamente hacia la majada Antigua, en el
valle de Canseco. Por su vertiente este desciende sobre el valle de
Redipuertas. Vemos próximas a nosotros las montañas del valle de Cármenes y las
de Pajares, Fontún, Brañacaballo y Celleros, entre otras. Nos llama
poderosamente la atención la prolongación del crestón calcáreo del Faro que se alarga,
en dirección oeste, hasta superar la cresta que va del Alto de la Valerona a la
Majada las Mulas. En esta zona se explotaron antiguamente unas canteras de
mármol.
Por
el sur El Huevo se estira por la cumbre de La Morala y la Sierra de la
Portilla. Tras una dilatada estancia en la cumbre decidimos emprender el
regreso pasando por el pico Faro, llamado también Pico Murias, dependiendo del
lugar en donde preguntemos. Técnicamente podríamos considerarlo un descenso
hasta la nueva cumbre ya que su cima es más baja que la del Huevo. El Faro, de
2.110 m, presenta una cima enteramente calcárea. Un escarpe de más de 100 m cae
a plomo sobre Vegarada confiriéndole su imponente aspecto.
De
sus sobresalientes vistas me limitaré a explicar las que cierran el puerto por
su vertiente norte ya que en los demás sentidos comparte buena parte de las
panorámicas de nuestra cumbre anterior. Son estas vistas las de mayor interés
del Faro. En la distancia asoma la Peña Mea sobre la escotadura del Alto de
Caniella. Más próximas a nosotros, al otro lado del puerto, una potente alineación
de montañas se elevan entre la Peña Redonda, al noroeste, y el Toneo y Agujas
al noreste, sobre el puerto de San Isidro. Por el medio el Jeje, el Nogales y el
Fuentes llevan nuestra mirada, obligatoriamente, hasta la cumbre más destacada
de las montañas alleranas, el Picu Torres.
La
ruta podemos considerarla sencilla ya que el desnivel a salvar no supera los
600 m. Partimos de Vegarada a 1.560 m, y la altura máxima a alcanzar serán los
2.156 m del pico Huevo. La distancia, también escasa, ya que no nos llevará más
de 2 horas hacer la primera cumbre. No hay disculpa, por tanto, para rechazar
una excursión que nos permite disfrutar de los paisajes del Alto Aller y del
municipio leonés de Valdelugueros.
AUTOR
DEL TEXTO JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES, DE LAS FOTOS JOSÉ RAMÓN
FDEZ.-TRESGUERRES Y S. RECIO.
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