POR
JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
A
Peña Roguera, en la Sierra de Gistredo, León, me resulta difícil ponerle
altura. Esta varía según la fuente utilizada. Para el Instituto Geográfico
Nacional (IGN), la más fiable a mi entender, serían 1.999 m. En algunas
publicaciones figura con 2.000 m. Supongo que en estos casos anda por medio el tosco
intento de hacerla entrar con calzador en el selecto grupo de los “dosmiles” de
la Cordillera cantábrica. Creo que es hacerle un flaco favor a esta bonita
cumbre que no necesita ninguna ayuda para figurar en la relación de las más
interesantes de la provincia de León. Es menos fiable, sin embargo, el IGN en
cuanto a la toponimia ya que denomina esta cumbre como Peña Noguera en lugar de
Peña Roguera.
Para
llegar a su cima podemos utilizar diferentes vías. Yo voy a indicar una de
ellas que nos permite hacer una ruta circular con un mismo punto de partida y
llegada. Evitamos, así, el engorroso asunto de disponer de dos vehículos en
sitios distintos o hacer ida y vuelta por el mismo itinerario. Es, además, un
recorrido perfecto para observar los abundantes y curiosos glaciares rocosos
relictos que han sido catalogados en toda la sierra. Los glaciares rocosos son
una morfología periglaciar constituida básicamente por una masa de derrubios
que pueden presentar forma de lengua o lobulada. De este tema me parece conveniente
recomendar la lectura de un artículo publicado por el departamento de geografía
de la Universidad de León que podemos encontrar en Dialnet: Localización y caracterización morfométrica de los glaciares rocosos relictos de la Sierra de Gistredo.
El
recorrido propuesto tiene como punto de partida y finalización la localidad de
Salentinos. De ella ya he hecho mención en la entrada publicada en este mismo
blog para el ascenso al Catoute. Con esa ruta se comparte el tramo inicial del
recorrido hasta el collado que separa el Catoute del Alto de las Calánganas.
Por eso os invito a leer la citada entrada y evitarme, así, el tener que repetir
la descripción. Una vez alcanzado el collado giramos a nuestra derecha, hacia
el oeste, dirección predominante que llevaremos durante la mayor parte del
tiempo hasta iniciar el descenso.
Seguimos
toda la cresta oeste del Catoute que no presenta dificultad alguna debido a su
anchura. Sin embargo la diferencia de nivel entre el camino por el que discurriremos
y las cotas más bajas de los valles circundantes puede dar sensación de
vacío en algunos tramos. Mantendremos bastante altura durante todo el recorrido
pero con continuas subidas y bajadas entre los picos y collados que iremos
atravesando. Este cordal, que corresponde a la ladera que delimita el valle de
Salentinos por el sur, presenta circos glaciares muy desarrollados. La acusada
morfología de la cabecera de los valles permite suponer la importante
glaciación sufrida por todo este territorio a lo largo de las diferentes
glaciaciones cuaternarias.
El primer pico que alcanzaremos será el ya citado Alto de las Calánganas o de Calogán (como figura en el IGN), de 2.049 m de altitud. En este caso es importante salvar el obstáculo por la misma cresta. La vertiente meridional de la cumbre presenta bastante desnivel y roca muy suelta debido a su composición básicamente pizarrosa. En la cresta, por el contrario, afloran materiales cuarcíticos que le dan mayor consistencia y seguridad a nuestro recorrido.
Desde esta cumbre ya es posible observar la totalidad del periplo que nos
aguarda. Vemos, igualmente, los glaciares rocosos de la vertiente meridional del
Catoute y la media docena de circos glaciares de la parte septentrional de su
cresta oeste. En estos circos glaciares, según el estudio publicado en Dialnet,
no existen verdaderos glaciares rocosos sino pequeños lóbulos embrionarios. En
la parte más elevada de la crestería los glaciares rocosos relictos tienen forma
lobulada y están muy colonizados por la vegetación. Por esta razón puede resultarnos más difícil diferenciarlos a los no versados en el asunto.
Camino recorrido desde El Catoute |
Subida final a Peña Roguera |
Es la cumbre de Peña Roguera una amplia y llana loma de excelentes vistas. El fenómeno geomorfológico de las terracillas cubre buena parte de su espacio superior. No muy lejos, el abandonado pueblo de Primout permanece en silencio como mudo testigo del triste presente de algunos valles y montañas bercianas. Me viene, en ese momento, el recuerdo del poeta asturiano Ángel González que durante un tiempo ocupó la plaza de maestro en Primout. Un sencillo relato publicado por Julio Llamazares en Alfaguara en su libro titulado “Tanta pasión para nada” recuerda el sentimiento de Ángel González en su regreso al Primout abandonado. El relato "A Primout no vuelve nadie", creo interesante reproducirlo aquí como lectura complementaria a esta excursión.
Valle de descenso |
AUTOR
DEL TEXTO JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES Y DE LAS FOTOS JOSÉ RAMÓN
FDEZ.-TRESGUERRES Y S. RECIO
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