POR
JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
Hay
montañas a las que podemos querer como si fueran seres vivos. A mí me pasa con
algunas, pero especialmente con Peña Ubiña y el Catoute. Será esa la razón de haberlas subido en tantas ocasiones. En la cumbre de Peña Ubiña he estado en todas
las estaciones del año, incluso de noche. Así ocurrió un anochecer de invierno,
movidos por la intención de vivaquear en su cima. Una oportuna nevada nos obligó
a recapacitar y bajar a dormir al desaparecido refugio del Meicín. Fue, además,
la primera montaña que ascendí en la adolescencia lejos del control familiar.
Antes había habido otras cumbres de menor importancia pero Peña Ubiña, con su
mezcla de nieve y roca y su ambiente de alta montaña, acabó por cautivarme.
Todas estas razones terminaron por convertirla en un verdadero mito en mi calenturienta
imaginación adolescente.
![]() |
| Iglesia de Salentinos |
Partiremos
de Salentinos a 1.200 m de altitud. En la Italia antigua, en la Mesapia,
existía un pueblo cuyos habitantes recibían el nombre de daunios o salentinos. En
el siglo XVII los Salentinenses dependían del señorío del Duque de Uceda,
título establecido por Felipe III en el citado siglo. Cristóbal Gómez de
Sandoval Rojas y de la Cerda, valido de Felipe III y primer Duque de Uceda, compró
y se hizo cargo de esta localidad de Guadalajara pocos años antes de la
obtención de su título nobiliario.
Este
bonito pueblo leonés, en la actualidad, ha resurgido, cual ave fénix, de sus
propias cenizas. Prácticamente deshabitado, en los últimos años ha conseguido
una revalorización que lo ha llevado a la rehabilitación casi total de su
caserío. El lugar merece reconocimiento y una nueva oportunidad para
sobrevivir al éxodo rural que aún continúa. Otros pueblos cercanos, como
Pardamaza o Primout, no han corrido igual suerte.
La primera mitad del camino discurre por terreno fácil siguiendo la amplia y suave pista que accede a la braña de Salentinos. No figura, ésta, con el susodicho nombre en la cartografía del Instituto Geográfico Nacional. Aparece, junto con la de la Vega situada a continuación, con el topónimo de Campa de la Braña. En la braña de Salentinos sólo se conservan dos cabañas restauradas por el Servicio de Montes de la Diputación de León en la década de los años 50.
![]() |
| Braña de Salentinos |
![]() |
| Braña de Salentinos |
![]() |
| Braña de la Vega |
![]() |
| Catoute desde braña la Vega |
Lo
normal es que tengamos que compartir el pequeño espacio de la cumbre con otros
muchos montañeros, especialmente en verano. No es montaña concurrida en
invierno pero sus laderas nevadas le dan un aspecto diferente y una llamativa apariencia
al entorno. Merece la pena subirla también en esa época.
Las
vistas que se contemplan desde la cumbre, en días despejados, abarcan un amplio
espacio que va desde los páramos maragatos, la Omaña a la hoya del Bierzo. La
depresión berciana aparece limitada por los montes Aquilianos por el sur y los
Ancares por el noroeste. Al norte contemplamos toda la cordillera Cantábrica en
su sector suroccidental, con los montes de Somiedo y Leitariegos, hasta el
macizo de Ubiña. Frente por frente, muy próximo, el Valdiglesia, la otra
hermosa cúspide de Gistredo. La variedad de paisajes de llanuras y montañas que
se expanden en un continuo mosaico de texturas vegetales y colores diversos es
imposible que nos dejen indiferentes.
AUTOR DE TEXTO Y FOTOS JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES

















No hay comentarios:
Publicar un comentario