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Catoute


POR JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES

Mapa del Catoute
Hay montañas a las que podemos querer como si fueran seres vivos. A mí me pasa con algunas, pero especialmente con Peña Ubiña y el Catoute. Será esa la razón de haberlas subido en tantas ocasiones. En la cumbre de Peña Ubiña he estado en todas las estaciones del año, incluso de noche. Así ocurrió un anochecer de invierno, movidos por la intención de vivaquear en su cima. Una oportuna nevada nos obligó a recapacitar y bajar a dormir al desaparecido refugio del Meicín. Fue, además, la primera montaña que ascendí en la adolescencia lejos del control familiar. Antes había habido otras cumbres de menor importancia pero Peña Ubiña, con su mezcla de nieve y roca y su ambiente de alta montaña, acabó por cautivarme. Todas estas razones terminaron por convertirla en un verdadero mito en mi calenturienta imaginación adolescente.

Iglesia de Salentinos
Iglesia de Salentinos
El Catoute es otra de esas cumbres ascendidas en diversas ocasiones siendo la primera vez hace ya casi cuarenta años. Muchos son los lugares que podemos utilizar como punto de partida para conquistar sus 2.112 m de altura. Yo lo he hecho desde Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, desde Salentinos y desde Páramo del Sil. En esta ocasión explicaré la subida desde Salentinos por ser esta, a mi modesto entender, la más sencilla y rápida. El cariño por el Catoute y la Sierra de Gistredo, en general, deriva de mi conocimiento del territorio. Páramo del Sil es el municipio natal de mi mujer y allí disfruto, con frecuencia, de sus excepcionales paisajes.

Molino en Salentinos
Partiremos de Salentinos a 1.200 m de altitud. En la Italia antigua, en la Mesapia, existía un pueblo cuyos habitantes recibían el nombre de daunios o salentinos. En el siglo XVII los Salentinenses dependían del señorío del Duque de Uceda, título establecido por Felipe III en el citado siglo. Cristóbal Gómez de Sandoval Rojas y de la Cerda, valido de Felipe III y primer Duque de Uceda, compró y se hizo cargo de esta localidad de Guadalajara pocos años antes de la obtención de su título nobiliario.

Este bonito pueblo leonés, en la actualidad, ha resurgido, cual ave fénix, de sus propias cenizas. Prácticamente deshabitado, en los últimos años ha conseguido una revalorización que lo ha llevado a la rehabilitación casi total de su caserío. El lugar merece reconocimiento y una nueva oportunidad para sobrevivir al éxodo rural que aún continúa. Otros pueblos cercanos, como Pardamaza o Primout, no han corrido igual suerte.
Pista a la braña de Salentinos

Fuente en la pista a la braña de Salentinos

Pista en las proximidades de la braña de Salentinos
La primera mitad del camino discurre por terreno fácil siguiendo la amplia y suave pista que accede a la braña de Salentinos. No figura, ésta, con el susodicho nombre en la cartografía del Instituto Geográfico Nacional. Aparece, junto con la de la Vega situada a continuación, con el topónimo de Campa de la Braña. En la braña de Salentinos sólo se conservan dos cabañas restauradas por el Servicio de Montes de la Diputación de León en la década de los años 50.

Braña de Salentinos
Braña de Salentinos
Braña de Salentinos
Braña de Salentinos
No ha tenido igual destino la que se levantaba en la cercana braña de la Vega, hoy derruida. Estos pastos próximos a la Vega eran utilizados por el pueblo de Valseco que apacentaba allí a sus novillas, las vacas más jóvenes. Valseco, Salientes y Salentinos tenían antiguamente sus pastos mancomunados. Pertenecían los tres pueblos al municipio de Palacios del Sil pasando posteriormente el de Salentinos a Páramo del Sil, en el año 1990. La distancia entre las brañas de Salentinos y la Vega apenas añade tiempo ni esfuerzo al camino que tendremos que recorrer.

Braña de la Vega
Braña de la Vega
Desde la Vega contemplamos ya todo el esplendor del antiguo circo glaciar del Catoute. Las cumbres de la Cernel.la, las Peñas del Infierno y el propio Catoute, cierran la cabecera del río de Salentinos, o de la Tejera, por el este. Por el oeste las cumbres que descienden desde el Alto de las Calánganas limitan la otra vertiente del valle. El camino gana, a partir de ese punto, un acusado desnivel que nos llevará pronto al collado que se abre entre las cumbres del Catoute y el Alto de las Calánganas.

Cardo en la braña de la Vega


Catoute desde braña la Vega
El camino está bien marcado y señalizado por estacas con el indicativo PR LE 45. Con este código fue nominada la ruta que va desde Salentinos a Colinas del Campo pasando por el Catoute. Del collado a la esbelta cumbre nos restan escasos metros que podemos realizar en apenas 10 minutos. Todo el recorrido desde Salentinos lleva aproximadamente dos horas y media, salvando 912 m de desnivel.

Lo normal es que tengamos que compartir el pequeño espacio de la cumbre con otros muchos montañeros, especialmente en verano. No es montaña concurrida en invierno pero sus laderas nevadas le dan un aspecto diferente y una llamativa apariencia al entorno. Merece la pena subirla también en esa época.
Catoute entre la niebla
Catoute entre la niebla

Valdiglesia en la subida al Catoute
Ascensión final al Catoute
Ascensión final al Catoute

Las vistas que se contemplan desde la cumbre, en días despejados, abarcan un amplio espacio que va desde los páramos maragatos, la Omaña a la hoya del Bierzo. La depresión berciana aparece limitada por los montes Aquilianos por el sur y los Ancares por el noroeste. Al norte contemplamos toda la cordillera Cantábrica en su sector suroccidental, con los montes de Somiedo y Leitariegos, hasta el macizo de Ubiña. Frente por frente, muy próximo, el Valdiglesia, la otra hermosa cúspide de Gistredo. La variedad de paisajes de llanuras y montañas que se expanden en un continuo mosaico de texturas vegetales y colores diversos es imposible que nos dejen indiferentes.
Valdiglesia desde la cumbre del Catoute
Valdiglesia desde la cumbre del Catoute




AUTOR DE TEXTO Y FOTOS JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES

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