POR JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
Según la cartografía más habitual, a la Peña Saleras le faltan dos metros para alcanzar la altitud de 1.800. No los necesita. Desde su cumbre se disfrutan las tierras circundantes de Teverga y Quirós y buena parte del centro y oriente de Asturias. En verano su entorno es mucho más amable que en invierno. En esta época, cuando la nieve y el hielo cubren sus laderas, puede convertirse en auténtico territorio hostil. Si la subimos en el momento que el anticiclón de invierno trae los fríos vientos siberianos, el piolet y los crampones deben formar parte fundamental de nuestro equipo.
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Páramo desde Villa de Sub |
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Calzada en la subida a Busbigre |
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Espolón calcáreo sobre Villa de Sub |
Su nombre siempre me resultó enigmático, con ciertas reminiscencias culinarias. Su procedencia podría estar relacionada con la cercanía a las Saleras, Cimeras, del Mediu y Fonderas, que se encuentran en las proximidades de Fresnéu. Para García Arias vendría del término latino Salarius, con el significado de sal. Sin embargo, no es desde esa localidad de Fresnéu por donde suele acometerse la subida, lo más habitual es hacerlo por la tevergana Villa de Sub o la población quirosana de Villamarcel.
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Paneles Urogallo |
El desnivel que debemos salvar desde Villa de Sub supera los 700 m. La escasa distancia que en línea recta media entre ese punto de partida y la cima, nos previene de los acusados desniveles que habrá que vencer. Desde Villa de Sub se contemplan los otros dos pueblos que forman parte del Valle del Privilegio, que ya expliqué en la excursión al hayedo de Montegrande y la Cascada del Xiblu, por lo que evitaré repetirme.
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La Focella desde los Paneles |
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Llegando a Busbigre |
Villa de Sub está a poco más de mil metros de altitud. El desarrollo del turismo en la zona ha llenado el pueblo de segundas residencias y carteles turísticos pero lo ha vaciado de vecinos. Se mantiene el continente pero le falta el contenido. La actividad ganadera es cada vez más escasa. Desde la parte alta del pueblo podemos optar por dos opciones para subir a Busbigre. Una, algo más larga, sigue una pista de tierra que va enlazando diversas revueltas. La otra, más corta y empinada, sigue el camino tradicional, con algunos tramos empedrados bien conservados. La última vez que la subimos el hielo ocupaba la mayor parte del camino. Para evitarlo y llegar hasta los paneles explicativos sobre el urogallo, tuvimos que invadir los prados nevados del entorno.
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De Busbigre a La Forcada |
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Macizo de Ubiña desde La Forcada |
De allí seguimos por la pista cubierta por nieve helada que nos acercó hasta Busbigre. Esta braña de la Villa de Sub está situada bajo el Collado homónimo a 1.420 m de altitud. Su nombre procedería del término latino comburere, con el significado de quemar. En la braña giramos en dirección norte para buscar la horcada que escinde el crestón calcáreo que cierra el paso hacia Peña Saleras. Por un estrecho collado, que se abre al pie del Pico Busbigre (1.734 m), dejamos atrás el valle de La Forcada y la vista excepcional sobre los picos del macizo de Ubiña y el Puerto de Ventana.
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De camino a Saleras |
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Paso en el crestón calcáreo |
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Peña Saleras |
Pero, de inmediato, se abre ante nosotros otra vista no menos atractiva. Junto a Peña Saleras, y la corte de cimas que la circundan, se divisa en la lejanía la Sierra del Aramo, los valles de Quirós y Proaza, hasta la costa. El contraste entre montañas nevadas y los verdes prados del fondo de los valles acentúa el relieve. En esta vertiente, de orientación norte, cuando descendemos hacia la amplia vega que se extiende al pie de nuestro objetivo, la nieve permanece aún helada. Dudamos en utilizar crampones pero el escaso desnivel de bajada nos anima a seguir sin ellos.
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Aramo en la subida a Peña Saleras |
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Macizo de Ubiña desde la subida a Peña Saleras |
Evitamos continuar por toda la línea de cumbres que por el flanco oeste llega hasta Peña Saleras. Lo largo e, imaginamos, penoso recorrido por una arista helada aconseja tomar la ruta más directa. A Peña Saleras la flanquean, por su cara sureste, dos marcadas depresiones que recuerdan la acción de los hielos cuaternarios en su cima. A estos les siguió una evidente erosión cárstica que ha terminado por conformar la actual fisonomía.
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Tramo final de la subida a Peña Saleras |
Por el crestón que se abre paso hacia la cima, entre esas dos acusadas depresiones, conseguimos alcanzar la amplia meseta cimera. La zanja que constituye el desfiladero de Fresnedo se oculta a nuestra vista tapada por las alturas más próximas; pero la vista se alarga por el este hasta los lejanos Picos de Europa. Hasta ellos podemos seguir toda la alineación que por el sur forma el amplio despliegue de la Cordillera Cantábrica. El macizo de Ubiña destaca, impresionante, por su proximidad y fisonomía. Con todas las montañas nevadas el paisaje nos recuerda el de los sobresalientes macizos alpinos.
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Cumbre de Peña Saleras |
Peña Saleras es un buen destino en cualquier época del año. En verano disfrutaremos de la belleza que provoca los pastizales de altura mezclados entre la caliza. En invierno, la nieve y el hielo transforman ese singular paisaje en un entorno que sólo la alta montaña trasmite. Pero lo seguro es que, bajo circunstancias favorables de visibilidad, disfrutaremos de la amplia panorámica que desde su vértice geodésico se puede percibir. Como en tantas otras ocasiones, el esfuerzo del día se vio recompensado con creces.
AUTOR DEL TEXTO: JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES; DE LAS FOTOS S.RECIO Y JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
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