POR JOSÉ
RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
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San Bartolomé |
De niño pensaba que Puente
los Fierros era, tan sólo, una curva en la carretera de Pajares. Luego se me rompieron los esquemas. No hay nada
como callejear para abandonar prejuicios y estereotipos. Detrás de las casas que
se asoman a la Nacional 630 hay un conjunto de elementos relevantes que le
imprimen carácter. Por allí discurría una calzada romana, que por descuido
hemos perdido al haber aprovechado la actual carretera el viejo trazado; un
puente, construido en el siglo XVI, aunque su origen tal vez sea previo a la
fábrica actual y que no debemos confundir con el del ferrocarril; y otros edificios
notables, de los que cabe reseñar la capilla de San Bartolomé (siglo XVI) que
pertenecía a un Hospital de peregrinos desaparecido, o la casona de los Hevia
Campomanes que incluye otra pequeña capilla. Todo
este interesante conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural por el
Gobierno del Principado en el año 1984. Otro malentendido que parece preceptivo
aclarar antes de abandonar el pueblo es el origen del topónimo. Según diversos
autores, no procedería de ningún puente construido con este material sino
por vadear un río de aguas ferruginosas. Así lo entiende, al menos, Gaspar de
Jovellanos a quien es difícil enmendar la plana.
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Fresnedo |
El
día promete agua. Eso dicen los partes del tiempo. Acelerar el paso en las
cuestas que tengo por delante no parece lo más adecuado por lo
que dejo el asunto para mejor momento. Quizás lo haga al bajar a
Campomanes o rumbo a La Pola. Allí pretendo llegar relativamente pronto. Me esperan poco más de 13 km y algo más de tres horas de marcha sin contar
el tiempo que requieren desvíos y entretenimientos que el camino siempre
proporciona. El
trayecto de Puente los Fierros a Campomanes por Fresnedo, Heros y Erías es un
goce para los sentidos y el espíritu. En especial para este último ya que podemos hacerlo con tranquilidad, lejos del tráfico infernal que discurre por la Nacional.
Al recorrido le llaman, en algunos tramos, Camín de los moros. Hay tendencia en Asturias a mezclar Edad del Bronce, romanos con moros o
moros con romanos y Edad del Bronce. La herencia musulmana en Asturias no diré
que fue escasa, faltaría a la verdad, ya que fue nula.
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De Fresnedo a Heros |
La
subida se inicia junto a la ermita de San Bartolomé. Debemos afrontar este
primer tramo con moral alta. Lo fácil es encontrar la senda cerrada por una densa y molesta vegetación. Algunas
de mis experiencias terminaron con piernas y brazos lacerados a pesar de llevar
pantalón amplio y camisa de manga larga. Si no hubiese sido por la bonita ruta
que me esperaba habría desistido allí mismo. Fresnedo
se sitúa sobre un altozano a 600 m de altitud. Tiene vista sobre el pico Tresconcejos y el pueblo de Parana. A partir de allí el camino ensancha y está
más cuidado, pero el barro es habitual incluso durante el verano. El espeso
bosque que debemos atravesar termina aclarando en un hermoso tramo colgado
sobre la carretera de Pajares. La panorámica es magnífica. Congostinas al
frente y la carretera con el viaducto de Puente los Fierros encajado abajo en
el valle.
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Parana y viaducto de Puente los Fierros |
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Camino de Heros |
La
senda está excavada sobre un espolón rocoso. Al franquearlo aparece el pueblo
de Heros al pie de unas amplias praderías. La primera impresión puede ser de
desánimo al suponer que debemos descender hasta él. No debe cundir el
desaliento, el recorrido no pasa por Heros. Discurre junto a la capilla de San
Miguel que está bastantes metros más arriba de las primeras casas. Próxima a
esta sencilla ermita se encuentra la fuente del mismo nombre. De piedra, con un
amplio pilón, es normal que pase desapercibida al caminante al encontrarse en
un recodo que la oculta a miradas poco atentas.
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Heros |
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San Miguel de Heros |
Fue
restaurada en el año 2008 y sus frías aguas invitan al descanso y a reponer fluidos
y fuerzas, las perdidas en la larga subida desde Fresnedo. De San Miguel a
Erías el camino mantiene altura durante un buen rato para luego descender hasta
el pueblo. Antes de llegar a él se pasa junto a algunas de las tierras de
labor que dieron nombre a Erías. Sobre una de ellas se emplazó el cementerio
que se encuentra algo alejado del núcleo que conforma el caserío. Agrupado en
torno a la iglesia de San Claudio, la imagen del lugar no deja indiferente a nadie.
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Erías |
En
la ladera opuesta se ven los pueblos de Malvedo y Casorvida. Este último me
resulta especialmente familiar pues de allí procedía mi bisabuelo paterno. Por
encima de Erías se distingue el collado que lleva hacia Campomanes, ecuador aproximado
del itinerario. La iglesia conserva grabada la fecha de 1175 sobre el pórtico. A
partir del collado sólo queda descender hasta Campomanes, confluencia de los ríos
Huerna y Pajares. Esta villa sigue siendo en la actualidad una importante
encrucijada de caminos. La autopista la ha dejado semienterrada bajo un molesto
viaducto pero sigue conservando cierto interés.
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San Claudio de Erías |
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Palacio de Revillagigedo |
Aquí
se nos presentará un dilema: seguir un nuevo trazado o hacerlo por la
vieja ruta. Esta sigue la carretera AS-242 con bastante tráfico y escasa
protección para el viandante. Por el contrario, la alternativa, más
tranquila, nos privará de hitos y vestigios que se distribuyen a
lo largo del recorrido histórico. Yo prefiero pasarlo mal a cambio de poder visitarlos.
Hay que desviarse, sin embargo, más adelante para cumplir el precepto de la cita
con Santa Cristina de Lena, joya del prerrománico asturiano, que la nueva ruta si
atraviesa.
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Ponte de Briendes |
A
la salida de Campomanes nos toparemos con el palacio de Revillagigedo y pocos
metros después con el puente de origen medieval que sobrevuela el río Huerna. Era conocido como Ponte de Briendes. El palación, como se denomina en
Campomanes al palacio, fue construido entre los siglos XVI y XVIII. Ha perdido
parte de su fisonomía original al derribarle una de sus torres. Poco más allá está
la fuente del Reondu, de 1829, que la supongo entonces en lugar más placentero que el
actual. Hoy sobrevive en medio de un maremágnum formado por carretera, autovía
y, por si fuera poco, por las vías del tren de Alta velocidad, casi nada.
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Fuente de El Reondu |
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Subida a Santa Cristina |
En
Vega del Rey me quedan 4 km hasta la capital del concejo lenense. Como siempre
los expertos en toponimia discuten sobre el origen de su nombre. Lo que los
profanos rápidamente asociamos (toponimia asociativa) con monarquías autóctonas
o alóctonas, los entendidos en la materia señalan como procedente del término
prerromano recu o riegu, en asturiano. Lo importante es reseñar el desvío que a
la salida del pueblo debemos tomar para cruzar el río Lena y encaminarnos hacia
la reseñada iglesia de Santa Cristina.
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Santa Cristina de Lena |
Lo
que el cielo anunciaba y prometía me lo regala a los mismos pies de Santa
Cristina. Una fuerte tronada y algún que otro rayo lejano me obliga a hacer la
visita más breve de lo que el sitio merece. El acceso se hace por un bonito
empedrado que recuerda la existencia de la calzada romana que por allí discurría.
De la iglesia poco se puede decir que no se haya dicho ya. Sólo puedo añadir impresiones
personales. Sigue pareciéndome igual de hermosa que cuando la vi por primera
vez. Guapa por los cuatro costados a pesar de que con el tiempo la hayan adherido
en sus proximidades, autovías, trenes, viviendas y todo lo que el rey Ramiro ni
supondría ni desearía. Su declaración como Patrimonio de la Humanidad en el año
1985 es galardón más que merecido.
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Bajada de Sta. Cristina |
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Santa Rita en Vega del Ciego |
De
allí a Pola de Lena se puede continuar por la margen derecha del río y cruzarlo
después del campo de fútbol, ya en La Pola. Si así lo hacemos nos perderemos la
pequeña capilla de Santa Rita que hay en la Vega del Ciego. De estilo popular
forma parte de un conjunto en el que se incluye la casona de los Palacios,
situado junto a la capilla. Otra curiosidad que dejaríamos atrás es la
escultura de los zamarrones, instalada en el centro de la glorieta que sobre la
AS-242 da acceso a la capital de Lena. Los zamarrones son grupos de jóvenes disfrazados
con esteras de esparto que desfilaban durante el carnaval. Común a otras muchas
culturas, los zamarrones lenenses se diferencian de otros por su manera de
desfilar en formación militar según Julio Concepción.
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Zamarrones |
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Casona Vital Aza |
AUTOR
DE TEXTO JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES; FOTOS JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES Y O. MATA
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