Uno de los sistemas adoptados para potenciar los entornos rurales ha sido la declaración de espacios protegidos y la inyección de fondos para hacer atractivos estos lugares. Esta ha sido la política aplicada en la mayor parte de los territorios rurales europeos y por tanto en los de España y Asturias. Después del tiempo transcurrido desde el inicio del proceso se detecta cierta ineficacia del modelo.
En
los espacios rurales asturianos, el caso que mejor conozco, hay un
proceso de reestructuración rural, con un cambio de los usos del suelo, basado
en la protección del espacio, y guiado por criterios conservacionistas. Con
la política medioambiental y económica llevada a cabo hasta la fecha se
pretendía una conservación del paisaje tradicional, el sostenimiento de
las tasas de población y su rejuvenecimiento, y una política de
desarrollo sostenible con futuro para los habitantes de la comarca. El camino
parece estar frustrándose.
Con
la política actual de desarrollo, en la que buena parte de la población local
permanece al margen de la toma de decisiones, sólo se está
posponiendo la conclusión definitiva del mundo rural.
La
pérdida de actividades en el sector primario modelan otros paisajes
distintos al tradicional encaminándose más hacia paisajes de tipo natural. Con
la desaparición de la ganadería el menoscabo del paisaje histórico asturiano
está asegurado. Las actividades turísticas o industriales modelan otro tipo de
paisaje diferente al rural que algunos conocimos.
Con
una política que favorece las segundas residencias y los alojamientos de
turismo rural se ocupa el territorio pero no de forma dinámica, sino
simplemente con carácter estacional. Con la ocupación durante las vacaciones y los fines de semana convertimos a nuestros pueblos en parques temáticos, generando graves problemas
de desarrollo y sostenibilidad.
A
mi modesto entender, se debería limitar el desarrollo
turístico manteniéndolo en parámetros de crecimiento vinculados con el
sector primario. Para ello sería necesario recuperar la idea original del
agroturismo relacionando ambas actividades en un mismo promotor o en su entorno
familiar. Se evitaría, así, el empresario turístico intensivo, entendiendo por tal a los
promotores con un número excesivo de alojamientos que residen fuera
de la comarca y sin ninguna vinculación con la actividad agrícola o
ganadera.
Paisaje tradicional de la Montaña Central de Asturias
AUTOR DE FOTOS Y TEXTO: JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES
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